Y así en el pecho un caparazón.
Donde se esconde un corazón,
que me roba la razón y me causa desazón.
Un órgano que le da impulso,
a un cerebro insulso, que desborda de pasión.
Unos pulmones vestidos de seda.
Para gritarle a la calma etérea,
que es ésta la vida que queda,
y que vivo sin pudor.
Y gritarle a los cuatro vientos,que es esto lo que siento y lo que hago con mi Yo.





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