Nadie piensa en lo efímero de la vida tanto como cuando tienes los segundos contados. Es todo en lo que puedo pensar desde que mi cáncer empezó a comerme por dentro, como un hormiguero horadando la tierra... O al menos es todo en lo que podía pensar. Hasta mi nueva "condición" nunca fui muy lanzado, pero si algo me ha enseñado la proximidad de la muerte es a vivir. Por lo que cuando la vi, a pesar de pensar que estaba muy fuera de mi liga, me tragué mis temores y vergüenzas y le hablé. Veréis, soy carnicero no por gusto sino por necesidad. Por lo que mi lugar de trabajo no es desde luego el mejor sitio para buscar el amor. Pero a pesar de todo, me lancé a la piscina. -Disculpe Seño....(Me fijé en que no tuviera anillo de casada). -Miriam, me llamo Miriam. -Disculpe Srta. Miriam, me ha parecido una mujer extraordinaria y eso que solo la veo comprar la carne cada semana. Me preguntaba si le gustaría tomar un café un día y conversar. (La mujer pareció dudar un momento pero finalmente dijo que sí con una sonrisa, divertida ante lo inusual de la escena). Y así es como nos citamos para el día siguiente a las 7,cuando hubiera salido de mi trabajo, huelga decir que le di las mejores piezas de carne que vi. ¡¡Guau!!,estaba hermosa cuando apareció con ese vestido color turquesa ceñido, para resaltar sus caderas, pero no tanto como para que marcase demasiado. Yo me sentí un poco cutre con mi camisa blanca y mis vaqueros azules pero su mirada me indicó que le gustaba lo que veía. Durante el café, que se convirtió en cena hablamos largo y tendido y hasta le comenté que tenía un cáncer de páncreas que aunque no estaba aún muy extendido, es inoperable y en unos meses o (quizás años con suerte), dejaría este mundo. Obviamente eso la turbó pero se recompuso enseguida y tras asegurarle que de momento estaba bien, me invitó a seguir la cita en su casa. ¡La mejor noche de mi vida! Y viendo mi pronóstico, creo que puede ser en sentido literal. Siempre había ido a lo loco en mis citas de una sola noche pero Miriam no quería eso y me lo hizo saber. Plantó una mano en mi pantalón cuando mientras nos besábamos me los quise quitar. Sus besos sabían a algo prohibido, como si no tuviera derecho a saborearlos. Nos tumbamos y mientras conectábamos nuestras lenguas, su mano empezó a hacer círculos en mis pezones. Algo que se sintió raro porque los pezones masculinos no están nada sexualizados para la gente. Pero unos segundos después su tacto hizo efecto y empecé a sentir un cosquilleo, ella sonrió y vi en sus ojos la lujuria, pero también un temple y una confianza de quien sabe lo que se hace. Sus manos agarraron mis caderas y me empujó contra ella y empezó a moverse poco a poco. Sus labios se incrustaron en mi cuello y me dio un suave mordisco que me hizo estremecer. De pronto paró. Cesó todo movimiento y yo me quedé estupefacto. Rápidamente pensé en qué había hecho, o qué no había hecho, no entendía nada. -Hoy no voy a ser tuya, ni tu vas a ser mío. Si quieres podemos ver una peli o podemos conversar hasta las tantas de la madrugada. Puedes marchar y no volver a llamar o puedes dejarme gozar de tu compañía en un silencio continuo.                     -¿Qué películas tienes por ahí?-Fue mi respuesta. Sonreía como un idiota y eso le hizo reír a carcajadas. ¡Dios!, su risa era como cantos gregorianos. Pasamos la noche viendo pelis, riendo y comentando y por la mañana finalmente rompí a llorar. Supe que había encontrado a la mujer con quien soñaba desde chaval y pensar en lo injusto de encontrarla con 40 años y con meses de vida... -No te haces una idea de lo que significas para mi Juno(Si, me llamo Juno, es un nombre extraño pero original, como he pretendido ser toda mi vida) que me contases tu experiencia ayer. La verdad, estuve casada con un hombre hace unos años, pero una enfermedad de la sangre se lo llevó.-Dijo compungida.- Mi ex marido no me lo contó. Según pienso, no quería preocuparme e intentó que no se le notara y creo que algo veía pero no quería pensar en ello y una mañana desperté, pero él no. No quiero eso en mi vida nunca más, sé que es pronto para decir esto pero creo que te quiero Juno y si tu lo quieres, me gustaría seguir viéndote y saber de tu enfermedad y cuando lleguen tus últimos días estaré ahí para aguantar tu mano y darte fuerzas. (Un llanto es lo único que pude contestar pero la abracé y finalmente las lágrimas se refugiaron de nuevo en mis ojos y pude decir un "yo también te quiero"). Los siguientes días fueron una especie de infierno. Pensaba en volver a verla el Viernes por la noche cuando era nuestra próxima cita y me costaba concentrarme en mi trabajo. Quedé con mi amigo Carlos, me hablaba y yo sólo pensaba en Miri. Hasta que finalmente llegó el Viernes. Esta vez tocaba en mi casa así que salí pitando de la carnicería y llegué y nada más entrar me puse con la cena. Hice un salteado de cebolla con pimiento rojo y verde y después añadí un buen pedazo de bonito (es un pescado como el atún pero de mejor calidad) y después puse el horno a precalentar. Mientras tanto me las arreglé para acicalarme y terminar de limpiar y ordenar mi humilde piso de soltero. Finalmente puse el sofrito sobre una masa de empanada y la metí en el horno, justo cuando sonó el timbre, las 9 de la noche, ¡mierda, ya está aquí! Un beso de recibimiento(¡cómo los extrañaba!) y nos serví una copa de vino mientras esperábamos por la cena. Me contó cómo le fue la semana en el bufete (era abogada procuradora).Intenté que no se notara mucho que había sufrido sin verla... El horno hizo "Clink" y comimos la empanada que francamente estaba deliciosa. Esperaba que me sugiriese ver una peli o seguir conversando pero tras lavarnos los dientes después de cenar se abalanzó sobre mí.  Así que supongo que ella también había estado pensando en mí. Entre bandadas conseguimos llegar a la cama no sin antes habernos golpeado en la espalda, un pie y ella en la cabeza con una de mis estanterías. Pero había algo más apremiante que el dolor, el placer. Se subió encima mío a horcajadas y mientras me sonreía se fue quitando la blusa, un sugerente y muy erótico sujetador negro cubría sólo hasta sus pezones, de manera que parte de sus senos quedaba al descubierto, -Debo confesar que eso me encantaba.- Me descamisé en un santiamén, sabía que no podía competir con aquello.

Nos fundimos en un beso y mientras tanto tanteé su sujetador y lo conseguí desabrochar de manera que sus pezones se posaron en mi pecho. Ella se alzó un poco y éstos quedaron a la altura de mi boca, y gustosamente acepté la oferta y los besé. Los succioné y les di pequeños mordisquitos, hasta que empecé a paladear su sutil y delicioso sabor. En la parte de abajo mi miembro pugnaba por salir del pantalón, aunque tuviese que abrirse paso por cualquier medio. Algo que ella intuyó, pues estiró uno de sus brazos y me desabrochó, me ayudó a bajármelo mientras ella misma se quitaba las faldas que llevaba. Lo que parecían unas medias resultó ser un liguero de encaje, combinado con un delgado tanga negro que hacía juego, tapando únicamente su sexo. Quise quitarme los boxer pero ella me empujó contra la cama impidiéndolo. Se dio la vuelta y puso su parte trasera cerca de mi cara, de modo que parecíamos un 69. Entendí la dinámica y mientras ella tocaba mi miembro por encima del calzoncillo, yo acomodé la almohada y un cojín bajo mi cabeza para elevarla.  Aún sin sacar el tanga empecé a tocar con mi lengua mientras ella seguía masturbándome. Notaba su calor y su humedad y el olor que desprendía me extasiaba. De pronto se me ocurrió algo y paré para preguntar. -No me harás como el otro día y... Ella cogió mi miembro y lo metió en su boca, de golpe, sin miramientos. Esa era toda la respuesta que necesitaba.

Tras su excitante gesto de afirmación, hice lo propio y separé poco a poco con mis dedos su tanga sexo se exhibía ante mí como un cuadro de Botticelli y golosamente lo recibí. Notaba como su lengua jugaba con mi miembro mientras sus manos hacían malabares más abajo. Pude saborear su icor y "uff" era como si todo lo que hubiera comido hasta ese día no tuviese sabor. Finalmente Miri no pudo más o no quiso más de aquello y llevando la voz cantante como hasta ahora había sucedido, decidió subirse encima mío. Me cabalgó con fuerza durante lo que para mi fue un segundo y antes siquiera de pensar en que no me había puesto condón, me vine dentro de ella, algo a lo que ella pareció no darle importancia, lo que sí noté fue su cara de satisfacción, como de quien está contemplando un cuadro en un museo y finalmente consigue entender el concepto, o al menos eso es lo que me hizo pensar. Permanecimos en la cama tumbados un par de minutos, sin aliento, hasta que Miri quebró el silencio.  

-No sé qué tienes ni cómo lo haces Ju, pero me tienes loca por ti, loca pero loca, y la vida sin ti, es poca.                 Me quedé con cara de tonto. -Tu si que me tienes loco, no he dejado de pensar en ti, he querido verte todos y cada uno de los días Miri, pero no quería ser impaciente o cargante. (Logré decir). -Bueno si ese es el caso y quieres que nos veamos más.(Asentí en gesto afirmativo. Una sonrisa se empezó a dibujar en mi cara), ¿te parecería bien que trajese unas cosas y me instalase aquí?. Mi piso está algo lejos y de esta manera podríamos vernos todas las noches. Sentí que me había tocado la primitiva, es curioso pero en casos así, llegué a dar gracias a mi cáncer por permitirme conocer a tan especial persona... Pensé en que todos y cada uno de los pasos que había escogido me habían dirigido a ella pero es finalmente cuando me diagnosticaron en que decidí coger a la vida por el pecho y no rendirme ante ella. Así que con la mayor de mis sonrisas dije, -claro amor lo que sea por poder ver cómo esos ojos  me contemplan con esa dulzura todas las noches. Y así es como Miri y yo unimos nuestras vidas. Pero todos sabemos cuán bonito e idílico es el amor cuando se empieza una relación, aún así ,yo sabía que Miri era especial. Llegó el momento de mi biopsia, dos semanas después del día "M", que es cuando por primera vez salí a una cita con Miri y ella insistió en venir conmigo, incluso pidió el día en el bufete.              Yo estaba preocupado por que los tres últimos días había empezado a tener mucho cansancio y en dos ocasiones vomité la comida sin previo aviso. Nos reunimos con el doctor tres horas después de la prueba.                     Cuando entramos vi la cara que tenía el doctor Phil, (Phil de Philip, pues era un doctor de Inglaterra especializado en tumores pancreáticos) supuse que no eran buenas noticias. Me armé de valor y tras contemplar la fortaleza que emanaba el semblante de Miri y de cómo ella me agarraba con fuerza, nos sentamos frente a la mesa. -No voy a andarme con rodeos Juno, a estas alturas no hace falta. El cáncer se ha empezado a esparcir, está tocando un poco tus pulmones, eso aunque no lo parezca es una buena noticia pues ahora podemos saber mejor el tipo de tumor que es.  Aunque quizás te hayas notado fatigado estos días y deberías de cuidar los esfuerzos. (Me hizo un guiño mirando cómplice a Miri y los dos reímos). Pero eso significa que has de empezar a tomar medicación, te dejará un poco ko pero te ayudará a poder tener una vida digna de momento. Si la medicación no funciona, no siempre lo hace, entonces pasaremos a raciones semanales de quimio... Salimos del despacho un poco cabizbajos la verdad, una noticia buena pero no tan buena claro... Y en esto estaba pensando cuando Miri puso sus labios contra los míos y cuando pensaba que me iba a besar, empezó a soplar. Mi cara de asombro era un poema supongo porque ella empezó a reír. -Solamente soplaba los pensamientos esos lejos de ti. Esta vez sí me besó y cuando se separaron sus labios ya solo pensaba en ella. Mi mejor medicamento para la vida y para la muerte se llamaba Miri. Al llegar a casa tuvimos otro fabuloso encuentro, lleno de pasión y fogosidad y cuando acabamos, en el lecho rendidos, Miri de nuevo rompió el silencio. ¿Hasta dentro de un mes no tienes nuevamente consulta no? -Así es (contesté extrañado). -Vámonos pues, ¡hagamos un viaje Ju! Dijo con énfasis. -Pero nuestros trabajos... -Te voy a ser sincera Ju, tengo mucho dinero ahorrado, pero mucho, mucho. En realidad trabajo porque me gusta estar activa y por que bueno, me gusta mi trabajo aunque suene raro. Pero no lo necesito, y tu puedes dejar el trabajo y volverlo a solicitar cuando vuelvas, creo que tu jefe lo entenderá y según parece tú y Jordi sois como padre e hijo, seguro que te guarda el puesto. -Está bien, convine finalmente, pero ¿a dónde? Quiero que vayamos al lugar donde mejor se vean las estrellas. Me quedé sorprendido...Finalmente recordé, -siempre he querido ir a México y según tengo entendido, desde allí se puede ver la vía láctea en todo su esplendor, hay un observatorio muy bueno, y luego están las pirámides de Chichen Itza...                     -¡¡¡Decidido entonces!!! Ropa, cepillo de dientes, cargador del móvil, algo de dinero y muchas ganas. Todo lo que necesitaba para nuestra aventura cabía en una mochila. Cogimos el vuelo a los dos días,14 horas de vuelo nos transportaron a otro mundo. Desde el minuto uno lo notamos. Salimos del aeropuerto de Benito Juárez y contemplamos las calles, en apariencia parecidas a las de Madrid. Más pronto apreciamos cierta jovialidad flotando en el ambiente, aparte de las típicas tiendas de cualquier ciudad capitalista, había puestos de comida y de objetos fabricados de forma artesanal. Compramos unos burritos con extra de jalapeños y casi echamos fuego por la boca. Decidimos que pasaríamos tres días conociendo la ciudad antes de viajar al sureste y hasta nuestra soñada empresa en Chichén Itzá. Los tres días siguientes no fueron nada destacables y como tal, los pasaré por alto. Alquilamos un vuelo en aeroplano que nos llevó a Yucatán en unas horas. Al llegar contratamos un guía para el día siguiente, terminamos de aprovisionarnos y descansamos pues, al día siguiente, comenzaría la aventura de nuestras vidas. Tras despertar en el hotel del aeropuerto, ingerimos un buen desayuno y montamos en el patrol del guía. Allí se nos unió otra pareja y nos pusimos en marcha. En dos horas recortamos los pocos kilómetros que separaban los últimos restos de la civilización con el maravilloso y mágico mundo de lo salvaje. Los árboles pronto empezaron a cernir sobre nosotros ocultando en gran medida la luz del sol. Los mosquitos se agrupaban en colonias y tuvimos que rociarnos varias veces con repelente, algo que parecía funcionar solo a medias. Por fin llegamos a un pequeño claro y de repente, la enorme pirámide se erguía, orgullosa, ante nosotros. No se podía subir pero nos bajamos del coche a escasos metros y pudimos ver los escalones y las cabezas de serpiente que remataban al final de estos. Nos contaron (algo que yo ya sabía) que en los solsticios, una sombra se dibujaba y parecía ir al encuentro de estas serpientes, como evocando la venida del dios del inframundo. Después visitamos el Cenote Sagrado mientras el guía nos daba cantidades ingentes de datos sobre la cultura, religión y técnicas Maya. La visita guiada finalizó y el joven César nos dijo que esperaría en el Patrol. Teníamos 4 horas para explorar un poco la zona. Puesto que en el trayecto habíamos forjado una agradable amistad con Jessica y Leandro, convidamos en dar los cuatro una vuelta y luego bajar a darnos un chapuzón. Dimos una caminata de dos horas que se me hicieron eternas pues mis pulmones me ardían por el calor asfixiante y el ser maligno que me devoraba por dentro. A medio camino paramos, comí algo y tomé mi medicación, Lea y Jess no preguntaron al respecto. Finalmente a nuestro retorno, vimos que las gentes que pululaban por el cenote se habían marchado por lo que éste, era todo nuestro. Nos pusimos el bañador y saltamos desde la escalera más alta, con una caída de 4 metros. El agua estaba fresquilla y eso era justo lo que necesitábamos. Al cabo de unos minutos ocurrió algo inesperado. Leandro y Jessica se acercaron a nosotros y tras mirarnos divertidos, empezaron a besarse. Yo miré a Miri y aluciné cuando me devolvió una sonrisa pícara.-Anoche cuando dormías bajé al bar del hotel, ya sabes que no soy de dormir mucho. Allí conocí a éstos dos.-Me guiñó un ojo.--¿Qué estás proponiendo Miri?-Nada melón, nada aquí y ahora, pero si quieres a la vuelta en el hotel...-Nuestra habitación es la 33 chicos, si queréis trasnochar ya sabéis.-Y con esto nuestros nuevos amigos se volvieron, cogieron sus cosas y marcharon.-

-Yo nunca he hecho algo así Miri, no se si estaré a la altura, no se si quiero la verdad.

-No haremos nada que no quieras hacer. Yo ya hice algo parecido en el pasado y te puedo asegurar que es muy excitante, pero de ti depende Ju, tú eres quien decide lo que pase en esta aventura que venimos llamando vida. Volvimos al hotel. En el trayecto yo no dejaba de pensar en la noche y en si estaría bien, en si sería ético y en si... Y de pronto recordé que me estaba muriendo, más rápido si cabe que quienes estaban a mi lado, y las dudas se disiparon. Esta noche sería una noche para recordar. Y ciertamente lo fue. A nuestra llegada, tras bajar del coche, un inmenso dolor se cebó conmigo, creí que mi vientre iba a explotar y tuvieron que ingresarme en el hospital de la ciudad. Allí pasé dos días, luchando por sobrevivir al dolor y a la muerte y en cada paso del camino ella estaba allí, a mi lado, con voluntad férrea. Finalmente y tras cantidades ingentes de medicamentos pudieron frenar la infección que intentaba comerme por dentro. Al tercer día y con la desaprobación del doctor que apostaba por un ingreso más duradero, firmé el alta voluntaria y marchamos, me negaba a morir en un hospital, bajo los términos de un ser maligno.-Quede claro que no me refería al doctor.- Ese mismo día cogimos una avioneta que nos llevó a Chiapas, otro punto marcado en el mapa. Chiapas es uno de los principales reductos arqueológicos de México y un ejemplo más de lucha indígena así que estaba claro que estando tan cerca debíamos verlo. Esto nos lleva al ahora, en este mismo instante mientras escribo mis memorias que no son ni más ni menos que la vida que tuve cuando aprendí a vivir. En unos momentos partiremosssssss v `dsio´g


Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog