Era una preciosa tarde de sábado y
como tal,era un día para salir y disfrutar.Esta vez se me ocurrió
llevarla a aquel sitio mágico que no había compartido con nadie
más.Un monolito que culminaba la montaña que hay a las afueras del
pueblo.Un sitio de difícil acceso,como todo lo que bueno que hay en
la vida.Allí la llevé,tuvimos que adentrarnos en el bosque de
pinos y apunto estuvimos de perdernos,pero como también suelo
pensar,para encontrar los mejores caminos uno a de perderse
primero.Para cuando llegamos a lo alto,ya el Sol tímidamente se
ocultaba,dejando que las estrellas refulgiesen,acompañadas de la
roca celeste que adorna nuestras horas más mágicas.Juntos,mi
perrita Laika y yo disfrutamos de una de las mejores vistas que este
nuestro planeta Tierra puede ofrecer.Y digo esto porque en verdad
era un sitio mágico.
Unos haces de luz danzaron ante mis
ojos y quedé cegado momentáneamente,cuando por fin pude ver,me
encontraba en una especie de playa con arena....de pelo.Una playa
inmensa,compuesta por toda clase y colores de pelo,y cuyo mar estaba
formado por lágrimas.Quizás os extrañe esto pero supe que eran
lágrimas,y no eran cualesquiera,eran lágrimas de felicidad,en esta
playa no había lugar para otra clase de agua salada.Mi primer
pensamiento fue de maravilla por lo que estaba contemplando,el
segundo fue de preocupación por Laika,miré en derredor y allí
estaba,como una boba me observaba con esa fascinación que pocos
animales,incluyendo los humanos,son capaces de experimentar.
Nos pusimos a andar y cuando una
sensación extraña de que no nos movíamos empezaba a crecer en
mi,llegamos a una puerta.Y digo puerta por decir algo que se asemeje
a lo que los humanos entienden por entrada o salida de.
Lo que pasó a continuación no lo
puedo describir de manera feaciente.Es algo que sin haberlo
experimentado no se puede concebir,pero intentaré con mis palabras
que mis lectores lo entiendan.Era como si hubiese entrado en un
vientre materno,me sentía acogido y protegido.me sentí alimentado y
querido,me sentía impaciente y exultante y al mismo tiempo,junto a
todo esto,sentía que quería salir y un nuevo mundo
descubrir.(Supongo que eso es lo que todo ser humano experimenta
antes de nacer aunque luego lo olvide).Se incrementó en mi una
urgencia,la de saber más,preguntar más,ignorar menos,querer más y
demostrarlo.La necesidad de abrazar a gente y hacerla un poco
partícipe de aquello que yo estaba experimentando en ese momento.
Se esfumó la idea absurda de que tenía
que estar al lado de alguien para poder ser feliz
y me di cuenta de que mi felicidad dependía exclusivamente de mi y
que lo más que podía hacer era ser feliz no con una persona sino al
lado de una persona.Me di cuenta que...
Y entonces desperté,el frío entró en
mi cuerpo como si éste fuera de metal y me quedé rígido,tenía el
cuerpo sudado,como febril incluso y pensé que me había puesto
enfermo,que había tenido una alucinación.Me quise quitar el sudor
de la frente y entonces lo vi,ahí estaba,una mata de pelos de media
docena de formas y colores en mi puño.Una sonrisa iluminó mi cara y
un lametón de Laika la ensanchó y me di cuenta,de que no hace falta
moverse mucho para viajar,que hace falta perderse un poco para
encontrar el camino correcto y que si se viaja con la mejor de las
compañías,uno puede encontrar algo más que bellos paisajes por el
camino.
FIN
Comentarios
Publicar un comentario