Hay destinos peores que la muerte.
Corredores lúgubres,largos y vacíos,donde se mezclan la apatía y el hastío,donde habita perenne este corazón herido.
Corazones que enfrentan esa suerte.
Que ven minada día a día esa llama que se desvanece,que acerca al fruto de ese árbol a donde pertenece .
Un árbol rodeado de frutos.
Con un suelo vivaz por ese abono regalado,
donde cayeron esos frutos antaño deseados y ahora olvidados.
Hay un suelo rico en abundancia.
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